1. Consulta el Manual del Fabricante
El primer paso siempre es revisar el manual de usuario de tu vehículo. Los fabricantes especifican:
Viscosidad recomendada (ej. 0w30, 5w30, 5w40, 10w40).
Normas de calidad (API, ACEA).
Tipo de aceite (mineral, semisintético o sintético).
¿Qué significan las normas ACEA y API?
Las certificaciones ACEA (Asociación de Constructores Europeos de Automóviles) y API (American Petroleum Institute) garantizan que el aceite cumple con los estándares de calidad exigidos por los fabricantes.
ACEA: Clasifica los aceites según su aplicación en motores europeos. Los códigos más comunes son:
A/B: Para motores de gasolina (A) y diésel (B) sin filtro de partículas. Ejemplo: *A3/B4* (alta resistencia).
C: Aceites low-SAPS (bajo en sulfatos, fósforo y azufre), ideales para motores con filtro de partículas (DPF) o catalizadores. Ejemplo: C3 (alta estabilidad térmica).
API: Sistema estadounidense que clasifica los lubricantes con letras y números:
S (Gasolina): Desde SN hasta SP (los más modernos).
C (Diésel): Como *CK-4* o *FA-4* (para motores diésel pesados).
Ignorar estas recomendaciones puede afectar al motor y hasta invalidar la garantía.

